De nuevo esta directora nos pone en la piel de un personaje un tanto depresivo a través de un retrato bastante intimista.
En este caso se trata de un actor de Hollywood aburrido de su fama y deambulando por unos ricones un tanto cutres, llevado por la dejadez, la apatía o el desencanto. Este actor,Johnny Marco (Stephen Dorff) se reune unos días con su hija (Elle Fanning), descubriendo cuanto de la relación padre hija se habían perdido...
Una estética que recuerda a la movida Grunge de los 90, que subraya perfectamente ese desencanto, narrado e interpretado a la perfección, y que nos transmitían aquellas bandas con un look bastante dejado, con camisas a cuadros, baqueros rotos, pelo largo y despeinado. Sin duda una buena película que podríamos tildar de cine independiente.
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