Comienza este 2010 cargado de esperanzas. Un año que, aunque mucha gente dude sea posible, todo el mundo desea que sea el año en el que salgamos de la crisis en la que estamos inmersos. Quiero destacar que si al menos el deseo es común en todos, esto por si solo constituye un gran avance.
Esta crisis que parece haber marcado la barrera entre la primera y la segunda década de este milenio, donde parece imperar un cambio en el modelo de sociedad en la que vivimos.
Mi deseo para esta nueva época en la que estamos entrando es que el ser humano llegue a poner metas y límites a este consumo exacerbado que nos consume como humanos. Aprendamos a poner fin a tantas y tantas diferencias de forma y no de fondo, para ponernos de acuerdo en las cuestiones importantes. Siento que en muchas ocasiones nos marean con corrientes de opinión que nos alejan del meollo.
Una década en la que el espíritu y la buena voluntad entren de lleno en el terreno de las decisiones y resten importancia a otros aspectos como lo nacional o no nacional, o rencores de pasados no bien resueltos. Es tiempo de nuevos proyectos que puedan llegar a un buen fin.
Esta crisis que parece haber marcado la barrera entre la primera y la segunda década de este milenio, donde parece imperar un cambio en el modelo de sociedad en la que vivimos.
Mi deseo para esta nueva época en la que estamos entrando es que el ser humano llegue a poner metas y límites a este consumo exacerbado que nos consume como humanos. Aprendamos a poner fin a tantas y tantas diferencias de forma y no de fondo, para ponernos de acuerdo en las cuestiones importantes. Siento que en muchas ocasiones nos marean con corrientes de opinión que nos alejan del meollo.
Una década en la que el espíritu y la buena voluntad entren de lleno en el terreno de las decisiones y resten importancia a otros aspectos como lo nacional o no nacional, o rencores de pasados no bien resueltos. Es tiempo de nuevos proyectos que puedan llegar a un buen fin.
Esta mañana volvía a casa cuando amanecía en Zaragoza. Desde la autopista era toda una secuencia de buenas fotos, quizás todo un buen presagio.