Caos circulatorio, calles y fachadas que en un tiempo fueron seguramente impresionantes pero que ahora están deterioradas y sucias. Esta es la primera impresión que recibí de la que es la tercera ciudad en importancia de la Italia de este siglo. Una ciudad que ha sido hasta la fecha más tiempo Aragón que Italia. Impresionantes restos de las antiguas monarquías en su "Palacio reale", donde no falta el mármol y las pinturas barrocas de sus puertas. No menos impresionantes son sus pinturas y tapices. Frente a éste, la iglesia de San Francisco de Paula con sus imponentes cúpulas. Muy cerca de estos, al lado del puerto y frente al Vesubio el Castel Nuovo o de Maschio Angioino, fortaleza en cuya puerta figura el escudo de la corona de Aragón, donde puedes hacer un buen recorrido por la pintura local el museo civico.Resulta muy aconsejable callejear por las calles cercanas al Duomo que es como se conoce a la catedral gotica dedicada a san Genaro. Callejeando descubres que en los rincones ves las esquelas que recuerdan a los difuntos pegadas a modo de cartel, un sinfin de iglesias y pequeños altares en cualquier esquina dedicados a vírgenes y santos...
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